Sábado a la mañana, cumplí. Estuvo toda la semana
comentándome que tenía su partido y si quería ir a verlo, con la adolescencia
acechándome como enfermedad, bastante desganado acepté. Vamos en su auto con
compañía, él siempre juega a ser taxi, le encanta. Llegamos y mientras yo tomo
mate y pienso en las horas de sueño que estoy perdiendo, el embroma a su amigo
porque es hincha fanático de su tradicional rival, se lo ve contento. El
partido comienza mientras corre a un costado, claro, necesita calentar, está
viejo.
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No escribe, siempre llama. |
El partido transcurre sin mucha relevancia… ingresa… con la
20 en la espalda tira algún que otro pase, algún “pique” corto, alguna magia,
nada fuera de lo común. Tiro libre, no pide la pelota, no es necesario, le
pertenece. El golero ha demostrado ser bueno, acomoda su barrera y confía en la
misma. Cara interna pie zurdo, pelota por encima de la barrera, baja
bruscamente, travesaño y adentro… ni siquiera levanta su mano; vuelve trotando
mientras recibe el saludo de los demás compañeros… claro, para él eso era
normal.
No tuvimos la posibilidad de ver al Dié, ni al otro
brasilero, pero no importa, podemos youtubear sus goles, sus picardías, sus
triunfos y pensaremos que fueron buenos… pero hay otros casos en donde no es
posible youtubear sus goles, solo podremos escuchar las incansables anécdotas,
imaginaremos toda la escena, nos ayudaremos con fotos y mirando la vitrina, y
sin embargo también vamos creer que fueron buenos.
Cesar, aquel pelado con la 20 en la espalda que la colgó en
un ángulo en un papi futbol del colegio de su hijo, también fue bueno… fue un
grande, y un día dejó de jugar… jamás se retiró. Oriundo de Colonia Miguelete,
el menor de una humilde familia que respiró fútbol toda su vida, (no tenía
muchas opciones). Desde Leonidas, su padre, hasta Olga, su madre… hincha
incondicional hasta el día de hoy, eso sí, siempre por los mismos colores… el
azul y el blanco del glorioso Uruguayo de Miguelete. Tanto Cesar como sus
hermanos Miguel y Daniel, así como su cuñado Hugo, y sus hermanos, fueron parte
de la época más gloriosa de aquella institución, son héroes (?)
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En la foto hay más trofeos que en Independiente. |
Las condiciones de Cesar le permitieron llegar hasta donde la
época se lo permitió. La falta de medios de comunicación, de publicidad, de
redes sociales, hizo imposible que trascendieran aquellas gambetas de un
puntero zurdo pícaro; que desde joven ya así notar su condición física y su
“falta de respeto” al rival que lo doblaba en edad, en peso, en experiencia. Los
caños, las rabonas, las vivezas no faltaban si jugaba el popular “chirola”.
Colonia, Rosario, Santa Catalina, San José, Ombués, fueron algunos de los
destinos donde nuestro protagonista se cansó de convertir.
Sin embargo, algo le faltaba a Cesar. Era muy bueno pero no
lo disfrutaba. Valían mucho más los campeonatos de futbol de salón junto a sus
amigos en su ciudad; jugar para Omusa era más lindo que jugar para la Selección
de Colonia… de esos no existe más. En esa disciplina se sentía como pez en el
agua, y así le fue… Old Christians, Mozo Cordel, la propia selección uruguaya
lo albergaron… obvio, su zurdazo lo colocaba en lugares de privilegio. Ojo!
También le valía algún corte o patada, pero tenía a Martinez para que lo
protegiera de la cocoa.
La felicidad no la traen las copas. |
Fue grande y nunca trascendió porque él no quiso. Actualmente
no es parte de ningún club ni siquiera se encuentra ligado a la institución que
lo tiene como titán. Vive el fútbol sentado en un sillón y si puede, cuando
juega Uruguay, aprovecha para trabajar porque sabe que la gente lo estará
mirando… tiene un empleo lejos de los cortos y sin número en la espalda… pero
créanme que sigue haciendo caños, y a veces juega solo contra once y gana.
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Hablame de modelos. |
Cesar merece su partido homenaje… volver a disfrutar de una
cancha como lo hacía para Omusa o Uruguayo… con sus amigos, hijos, hermanos,
cuñados, sobrinos… será ovacionado y le dirá “hasta luego”, porque un Bone (sin
tilde a partir del 2015), nunca se despide del fútbol.
"encará Nacho", confía más en vos que vos mismo. |
“Chiroooooola Chiroooooola Chiroooooola…”
FELIZ DÍA VIEJO!